Punta Tombo, está geográficamente situada en el paraje “Dos Pozos”, departamento de Florentino Ameghino de la Provincia de Chubut, a unos 110 km. aproximadamente de las ciudades de Rawson y Trelew y a unos 170 km. de la ciudad de Puerto Madryn.
Es una estrecha y pedregosa franja de playas que penetra en el mar unos 3,5 km. El paisaje que ofrece es de una intensidad conmovedora: la inmensa aridez patagónica en su encuentro con el océano, que se despliega poderoso e inabarcable.
En la década de 1960 se inició el manejo como reserva natural, y a partir de 1979, el gobierno del Chubut la designa "Área natural protegida", controlando su acceso y estableciendo un servicio permanente de guardafaunas. Según datos de la Secretaría de Turismo del Chubut, el ingreso de visitantes muestra una importante evolución año a año, desde un promedio anual de 30.000 turistas en la década de 1990 hasta aproximadamene 65.000 en la actualidad. De ellos, el 50% es de origen extranjero. La temporada se extiende de setiembre a abril, época en la que las aves llegan a la costa para nidificar y cuidar sus crías.
Punta Tombo es una estrecha franja pedregosa de 3 km de largo por 600 m de ancho que se adentra en el Océano Atlántico. La existencia del pronunciado accidente geográfico se basa en la existencia de un afloramiento de roca cristalina, de origen prejurásico, que ha resistido la erosión marina. Sobre este sustrato, zonas de canto rodado, y -fundamentalmente- amplias áreas de arena muy fina y compactada, resultan ideales para que los pingüinos excaven sus nidos. Vastas zonas del suelo están literalmente "minadas" de cuevas de poca profundidad, donde los pingüinos año a año ponen sus huevos y crían a los pichones. La pendiente suave de estas playas, facilita así mismo el desplazamiento terrestre de las aves, que varias veces al día efctúan el trayecto entre los nidos y el mar para alimentarse. Los pingüinos, si bien alertas a la intromisión humana, no se asustan ni abandonan sus nidos, por lo que la interacción es muy directa. Para evitar accidentes y perjuicios a los animales, desde la conformación de la reserva se han construido pasarelas que permiten circular a los visitantes sin peligro de derrumbar a su paso las cuevas.
Los pingüinos machos llegan a las playas a fines de Agosto, y reacondicionan el mismo nido (pozo o cueva) que utilizó la familia año tras año. A principios del mes de Octubre, las hembras hacen una puesta de dos huevos, que empollan durante cuarenta días. En ese lapso la pareja se turna para alimentarse y cuidar el nido. Cualquier descuido es aprovechado por gaviotas y otras aves para alimentarse a costa de los huevos. Para fines de Abril, los pichones han aprendido a nadar y alimentarse por sí mismos, y emprenden con sus padres su periplo anual por el Atlántico.
Con algunas variaciones según la temporada, se ha contabilizado en Punta Tombo la presencia de más de 1.000.000 de ejemplares de pingüinos de Magallanes, lo que la convierte en la mayor pingüinera continental de esta especie.
Otras especies de aves que nidifican el lugar, incluyen a la gaviota cocinera, la gaviota gris o austral, los skúa, el cormorán Real y el cormorán de cuello negro, patos vapor, y ostreros. La reserva es visitada asimismo por palomas antárticas, petreles y gaviotínes.
En las colinas que dominan el lugar se han encontrado restos de un cementerio tehuelche. Estos pueblos originarios conocían obviamente el lugar desde al antigüedad, y lo utilizaban como hábitat estacional en sus habituales recorridos a través de la estepa patagónica.
Desde 1982, junto con técnicos locales, el funcionamiento y sustentabilidad de la reserva es estudiada, entre otros, por la Sociedad Zoológica de Nueva York y la Wildlife Consevation Society.
Fuentes: varias en Internet
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Con algunas variaciones según la temporada, se ha contabilizado en Punta Tombo la presencia de más de 1.000.000 de ejemplares de pingüinos de Magallanes, lo que la convierte en la mayor pingüinera continental de esta especie.
Otras especies de aves que nidifican el lugar, incluyen a la gaviota cocinera, la gaviota gris o austral, los skúa, el cormorán Real y el cormorán de cuello negro, patos vapor, y ostreros. La reserva es visitada asimismo por palomas antárticas, petreles y gaviotínes.
En las colinas que dominan el lugar se han encontrado restos de un cementerio tehuelche. Estos pueblos originarios conocían obviamente el lugar desde al antigüedad, y lo utilizaban como hábitat estacional en sus habituales recorridos a través de la estepa patagónica.
Desde 1982, junto con técnicos locales, el funcionamiento y sustentabilidad de la reserva es estudiada, entre otros, por la Sociedad Zoológica de Nueva York y la Wildlife Consevation Society.
Fuentes: varias en Internet
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