Paris Martínez
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Las medidas específicas a través de las cuales el gobierno federal buscará equilibrar las necesidades de productividad con las necesidades de conservación ambiental aún no han sido establecidas y las autoridades cuentan con un año para diseñarlas.
Entre los objetivos concretos que persigue el cambio de estatus legal del Nevado de Toluca, según el estudio justificativo en el que se basó el decreto presidencial con el que este bosque dejó de ser considerado Parque Nacional, para convertirse en Área de Protección de Flora y Fauna, destacan el garantizar su integridad y conservación, mediante el establecimiento de un sistema de administración, vigilancia y promoción de prácticas productivas que, mediante su regularización, puedan seguirse realizando sin que con ello se continúe depredando la zona, estratégica para el abasto de agua en el centro del país.
Categoría de Parque Nacional, incompatible con el Nevado: Semarnat
Cambiar categoría al Nevado de Toluca, un retroceso en protección al ecosistema: Greenpeace
Cambiamos la categoría del Nevado porque no evitamos su deforestación: Semarnat
UAEMEX defiende cambio de categoría del Nevado de Toluca
EPN cancela protección al Nevado de Toluca otorgada por Lázaro Cárdenas
Sin embargo, las medidas específicas a través de las cuales el gobierno federal buscará equilibrar las necesidades de productividad con las necesidades de conservación ambiental aún no han sido establecidas y las autoridades cuentan con un año –a partir de la publicación del decreto, el pasado 1 de octubre– para diseñar dichas estrategias, mismas que deberán integrar el Plan de Manejo del Área Natural Protegida Nevado de Toluca.
“El compromiso de las autoridades es que este plan de manejo debe trabajarse en el siguiente año –señaló Eduardo Jr. Arenas Hernández, de la organización civil Reforestamos México, grupo consultado al respecto debido a su experiencia en la conservación de los bosques del país, mediante la promoción de su aprovechamiento sustentable–, y lo más importante que debe contemplar este plan de manejo es el establecimiento de un sistema de gobernanza basado en la participación de las comunidades, de los ejidos, para que sean los habitantes del Nevado de Toluca los que decidan cuáles son las actividades que se tienen que emprender, de una forma armónica con el entorno.”
Si este plan de manejo es elaborado de forma “unidireccional” por las autoridades, sin tomar en cuenta las necesidades y formas organizativas de las comunidades que habitan el Nevado de Toluca, destacó el especialista, el riesgo es que éstos se vean sometidos a una nueva imposición, tal como ocurrió en los años 30, cuando fueron dotados de títulos de propiedad y un par de años después, cuando el presidente Lázaro Cárdenas decretó esta zona como parque nacional, “les dijeron que esas tierras sí eran suyas, pero que no podían hacer nada para aprovecharlas”, y de entonces a la fecha el único medio que los campesinos tuvieron para obtener ingresos fue explotando los recursos de forma descontrolada.
Si los ejidatarios y comuneros de la zona se ven enfrentados al mismo escenario impositivo, insistió Arenas Hernández, este intento por generar nuevas reglas para el aprovechamiento sustentable del Nevado de Toluca “podría ser un gran fracaso”.
Por esta misma razón, añadió, este plan de manejo deberá también contemplar un mecanismo de evaluación y monitoreo, “que permita medir en cinco, diez, quince años, los avances o retrocesos que se den en materia de conservación del bosque. Y nosotros no ponemos las manos al fuego por nadie: si hay retrocesos, seremos los primeros en señalarlo”.
No obstante, insistió, “esta es una gran oportunidad para lograr la conservación, mediante el manejo sustentable de los bienes naturales”.
Especulación inmobiliaria
Cuestionado en torno a la posibilidad de que el nuevo régimen legal del Nevado de Toluca –que autoriza el desarrollo de “infraestructura pública”, así como actividades turísticas y de entretenimiento en el ex parque nacional– fomente la especulación inmobiliaria en la zona, gracias su nuevo potencial productivo y turístico, el representante de Reforestemos México aclaró que “nosotros de ninguna manera estamos diciendo que eso no pueda ocurrir, y por eso entendemos la inquietud que esta posibilidad genera”.
El especialista reconoció que, tras la reforma al régimen ejidal promovida en 1992 por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, que abrió la posibilidad a los ejidatarios de convertirse en pequeños propietarios –cuyos predios no están sujetos a determinaciones comunitarias–, existe la posibilidad de que cualquier habitante venda sus terrenos a un particular.
No obstante, destacó, tal como señala la Ley General de Equilibrio Ecológico, cualquiera de estas transacciones de compra-venta inmobiliaria tendría que pasar antes por la autorización de la asamblea ejidal (aún no siendo predios ejidales), y cualquier inmueble o negocio que quisera desarrollarse ahí deberá contar con una manifestación de impacto ambiental.
Desde el punto de vista del experto, “un conjunto residencial, un hotel o un campo de golf que se propusiera construir en un área natural protegida no pasarían dicho trámite”.
Esto es, al menos, lo que piensan los promotores civiles de los métodos de conservación forestal, basados en un aprovechamiento sustentable de sus recursos. Y aunque en muchos puntos dicha postura coincide con la expresada por las autoridades, éstas guardan una interpretación distinta en algunos aspectos…
Sí podrán construirse hoteles: Semarnat
Con el decreto del presidente Enrique Peña Nieto que modificó el estatus legal del Nevado de Toluca, de ‘parque nacional’ a ‘área de protección de flora y fauna’, en los 22 poblados que han surgido dentro del bosque en las últimas décadas será posible el establecimiento de proyectos hoteleros, como parte de la actividad turística que el nuevo régimen permite en esta zona forestal, informó Luis Fueyo Mac Donald, titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), adscrita a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Bajo el nuevo esquema de protección ambiental de este bosque, explicó el funcionario durante un recorrido de prensa, organizado el pasado viernes 4 de octubre por autoridades federales y del Estado de México, en el Nevado de Toluca ahora “puede haber gente que reciba turistas, habilitando habitaciones para que pernocten (…) No se van a construir nuevos centros de población, eso está prohibido por ley –subrayó Fueyo–, pero en los centros de población que ya están, se pueden aprovechar los predios para los fines que fueron autorizados. Y puede haber todo lo que en un centro de población se admite: ¿un comercio? Sí… ¿Una casa habitación? Sí… ¿O que alguien habilite un hotel? Sí”.
El titular de la Conanp –organismo en el cual el presidente Peña Nieto depositó la responsabilidad de dar el avalar final a los nuevos proyectos productivos en el Nevado de Toluca– hizo esta aclaración luego de que el mismo secretario de Medio Ambiente federal, Juan José Guerra Abud, descartara que en esta zona natural se fuese a permitir la construcción de hoteles. “Cero hoteles, cero fraccionamientos (nuestra intención) es únicamente regularizar los asentamientos que ya están ahí”, fue, de hecho, lo que dijo Guerra Abud el pasado 3 de octubre en entrevista con el noticiario Atando Cabos.
Estos centros de población ubicados dentro del territorio del ex parque nacional, en los que el decreto del presidente Peña Nieto autoriza la construcción de “infraestructura privada”, ocupan una superficie de 702 hectáreas del Nevado de Toluca.
Sin embargo, el estudio previo justificativo proporciona dos datos diferentes sobre la extensión de estos centros de población: primero señala que ocupan 702 hectáreas del Nevado de Toluca, pero más adelante se señala que tan sólo 11 de estas comunidades abarcan cerca de 2 mil 800 hectáreas. La contradicción de estos dos datos, sin embargo, no queda explicada.
“Turismo intenso”
El Estudio Previo Justificativo para la modificación de la declaratoria de parque nacional de Nevado de Toluca, publicado por la Conanp en enero de 2013, identifica potenciales “núcleos turísticos” o “sitios para el turismo intensivo” por aprovechar con el estatus legal del Nevado de Toluca, entre los que se encuentran las localidades de Las Peñas, Peña Ahumada, Media Luna, Peña Tenango, La Canoa, Parque Calimaya, Los Venados, El Mapa, El Paraíso La Truchera, Truchas La Ciénega (Raíces), Cráter, Arroyo La Peñuela, Río La Peñuela, Arroyo Sendero, Camino Cortado, San Miguel Oxtotilpan, La Puerta, Cacacolmacán, Parador Piedra Herrada y La Guacamaya.
El estudio señala, además, que en puntos como El Capulín y Agua Blanca, que en la actualidad concentran “gran parte” de la afluencia de visitantes, “es factible” la construcción de “cabañas, asadores, palapas, mesabancos, juegos rústicos y centro de visitantes”.
Este mismo estudio reconoce que la presencia de turistas en esta zona ha ejercido “una considerable presión sobre sus recursos naturales, especialmente el suelo, la vegetación y el paisaje”, razón por la cual “es necesario establecer un límite para su acceso”.
Según el mapa incluido en dicho estudio, gran parte de estas 297 hectáreas en las que se autorizan las actividades turísticas o de recreación están justo a un lado de las zonas donde podrán construirse hoteles.
Epílogo: eficacia y fracaso
En 2011, los especialistas Fernanda Figueroa, Víctor Sánchez-Cordero, Patricia Illoldi-Rangel y Miguel Linaje, de la UNAM, realizaron un estudio sobre la efectividad con que se combatió el cambio de uso de suelo y la pérdida de vegetación en 44 áreas naturales protegidas del país (con base en los datos disponibles, correspondientes al periodo 1993-2002).
Según los resultados del estudio, publicados en la Revista Mexicana de Biodiversidad, en 70% de los casos el estatus legal de área natural protegida permitió una recuperación de la vegetación, aunque moderada, mientras que en 30% se dio un “alto incremento” en la pérdida de superficie forestal.
Aún así, destaca el estudio, “más de la mitad de las áreas protegidas (analizadas) mostraron índices de efectividad (en la recuperación de suelo forestal) que confirman que en general las áreas naturales protegidas han sido efectivas para contener los procesos de cambio de uso de suelo y vegetación”.
Sin embargo, para los autores de esta investigación, la conservación de las áreas naturales protegidas “no se da como un proceso aislado de la dimensión social, política, económica y cultural“, y no debe soslayarse que en la efectividad de estas medidas de conservación influyen factores “asociados”, tales como “el diseño, la planeación y la operatividad institucional, el financiamiento e, incluso, la corrupción y la impunidad”.
Fuente: http://www.animalpolitico.com
Enviado por: http://www.razonesdeser.com/vernota.asp?notaid=98215
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